sábado, 29 de septiembre de 2012

Angkor Wat Theme




"他還記得那些消失了的歲月。雖然通過一個塵土飛揚的窗口窗格中,過去的東西,他能看到,但沒有觸及。他所看到的一切是模糊的,模糊的

“He remembers those vanished years. As though looking through a dusty window pane, the past is something he could see, but not touch. And everything he sees is blurred and indistinct."

“Él recuerda esa época pasada.  Como si mirase a través de un cristal cubierto de polvo, el pasado es algo que puede ver, pero no tocar. Y todo cuanto ve está borroso y confuso.”


sábado, 15 de septiembre de 2012

Into black



“And then I felt sad because I realized that once people are broken in certain ways, they can't ever be fixed, and this is something nobody ever tells you when you are young and it never fails to surprise you as you grow older as you see the people in your life break one by one. You wonder when your turn is going to be, or if it's already happened.”
― Douglas Coupland, Life After God




domingo, 20 de mayo de 2012

Declaración de principios I




No soy un nihilista cualquiera, simplemente soy demasiado escéptico para creer en las cosas en las que los demás creen. Un egotista en el más puro sentido de la palabra.


Es tan raro para mi vivir momentos de tranquilidad como los que vivo ahora. Realmente me siento en un estado de levedad inexplicable. La vida se ha vuelto algo tranquilo, sin exabruptos, sin giros, sin bajadas y subidas (salvo en lo sentimental que algunos achacan a la más elemental química cerebral), sin iluminación alguna en el horizonte. Cada día me doy más cuenta de que gran parte de mis sueños no serán realizados. Sin embargo, esto no me preocupa ya mucho. Estoy aprendiendo a aceptar lo que soy y lo que seré. Aun no acepto totalmente lo que fui porque me cuesta tanto trabajo hacerlo a la luz del que soy ahora.


 Tal vez el mundo me vea como a un ser cerrado sobre su propia concha, un erizo que se hace bolita ante cualquier amenaza. Lo sé y no puedo negar que así sea, en cierto sentido, la forma que tomo ante el mundo en estos momentos. Mas yo no veo qué haya de negativo en todo esto, si bien, algunas personas me han dicho que tiene algo de negativo. ¿Por qué negar lo que soy equivocando el camino y tratando de cambiar hacia algo que no voy a ser? Incluso en mis gestos más groseros y desafiantes hay una verdad propia que no puedo negar por más que a los demás les moleste.


Hay algo un poco perturbador en ver como a uno lo quieren llevar a la uniformidad en las maneras de ser en el mundo. Si un gesto o una acción perturba a un grupo de personas por irrumpir y violentar la uniformidad de las costumbres, uno es rápidamente juzgado y de alguna manera sancionado por cometer la acción. No hablemos de las ideas, pues es aun más perturbador el resultado. Mi pregunta es cómo esta moral de las formas llega a convertirse en una doble moral en donde el resultado inmediato es la represión de toda expresión y la sanción a esta misma por métodos pequeños pero eficaces que no se ponen en tela de juicio no importando que sean peores que la acción misma que se denuncia y reprime.


Hablo de todo esto a nivel personal. Me cuesta mucho trabajo tener este coraje de la verdad, llevar a cabo esta reconversión personal en un mundo en el cual pocas personas están dispuestas a aceptar los costos que conlleva todo esto. Sin duda alguna hay cosas en las que estoy perdido, en las cuales no hay dirección o camino que transitar. Y sin duda es algo extraño sentir que aquellos interlocutores que tienes, en determinado momento, al declarar tu propia visión de las cosas, te miren con reprobación antes de que llegues a expresar por completo la idea que tienes sobre el mundo. Extraño es vivir sintiendo que los demás creen que vives en el error.


Lo único importante que saco de todo esto es que sí este sentimiento es cierto, yo soy el único que puede ser sujeto de las consecuencias de ello. Uno no escarmienta en cabeza ajena. Ya lo decía.

lunes, 7 de mayo de 2012

Radiohead


La noche del 17 de abril de 2012 terminó toda una etapa en mi vida. Parado ahí, con el nudo en la garganta tras el desgarre de mis cuerdas vocales y escuchando los últimas notas de "Street Spirit (Fade out)", supe que todo lo que había vivido hasta ese momento había llegado a su fin. No hay metáfora ni símil para describir o comparar lo que sucedió. Simplemente, en ese punto, tantas cosas se desquebrajaron, la cortina cayó sin aviso alguno y aun sí las cosas estaban incompletas, se vieron determinadas a finalizar de manera abrupta. Y para mi gracia, también de manera amarga.

¿Qué fue todo eso?, me pregunté. No lo comprendía. ¿Ya? ¿Es todo? ¿Realmente eso es todo? ¿Todo por lo que había esperado? ¿Todo por lo que me había esperanzado, por lo que había sufrido, por lo que había delirado, por lo que había trabajado y por lo que había deseado tanto como no lo había hecho en tanto tiempo? Sí, eso era todo.

Ni siquiera se prendieron las luces. Y en la confusión, sin creer todavía que eso había sido todo, fui acercándome más hacia donde estaba el escenario pensando que todavía debía haber algo más. Pero no. Eso era todo. Y con ello también terminaba de manera abrupta aquello que comenzó el 15 de marzo de 2009.

Aquél 15 de marzo del 2009 se dio la primera tentativa de acercamiento que recuerdo. También fue el primer concierto que diera Radiohead en México después de 15 años. Y tal vez, ha sido el concierto más maravilloso al que he ido (miento porque el concierto más maravilloso al que he ido fue al de Portishead en el Corona Capital del 2011) y el que mejor recuerdo. Y aunque fue maravilloso como ya he dicho, también resulto una ruptura para mí y mi vida. ¿En realidad era eso lo que había estado esperando media vida a que sucediera? Sí, era eso y sucedió y entonces me sentí como si uno de los sucesos más importantes de mi vida hubieran sucedido pero a la vez como si ese suceso se viera empañado por una insatisfacción absurda. Pues sí, bien, ellos son Radiohead, ya lo he visto... ¿Pero en serio era eso lo que había estado esperando media vida? Y claro, la tentativa de acercamiento falló. Los dos estuvimos en las mismas coordenadas geográficas el mismo día pero nunca nos vimos. Tal vez sentimos la misma emoción pero no lo sabemos. Y después de ese día me sentí muy diferente en la vida. Radiohead había dejado de ser mi banda favorita.

Siempre había querido conocer a esta chica (siempre había querido conocerte). Pero la suma de nuestras circunstancias y los malentendidos siempre habían evitado que cualquier acercamiento se diera. Lo habíamos intentado un par de veces, fallando en toda ocasión. Yo había sufrido tanto por esa mala suerte y por los delirios que me ocasiona encariñarme con una persona de la que espero mucho sin obtener la mayor parte del tiempo algo. ¿Pero qué hacer? ¿No había, acaso, llevado el viento una hoja del hombro a hombro hace dos años o la semana pasada? No, no había sucedido y esa es la única respuesta. Son las decisiones las que en determinado momento hacen que todo suceda. Y sucedió ese día. Creí que nunca iba a suceder. Pero sucedió. ¿Cómo explicarnos esto a ambos? Es simple. La fuerza del deseo es poderosa y sus caminos son extraños. Tan extraños que cuando el deseo se ve compensado no sabes cómo reaccionar ante esa compensación. Porque las cosas nunca son como esperamos: porque parece mentira la verdad nunca se sabe.

Y es que parece mentira, pero no lo es. Durante tu adolescencia algunas cosas llegan a tener un significado muy especial que cuando por fin estás ante la revelación que has esperado todo ese significado se desvanece. Eso me pasó después del primer concierto de Radiohead. Toda esa aura que le había impuesto la banda a mí adolescencia a través de su música haciendo ciertas vivencias trascendentes se desvaneció ante la inmanencia del acto en vivo. Me di cuenta de que sólo era un par de tíos que hacían muy buena música y nada más. No había en ellos ese halo de divinidad que les había impuesto tras narrar y poetizar gran parte de mis vivencias como adolescente. Sólo eran un par de tíos más. Tocan muy chido pero nada más. Incluso algunas de sus posturas me empezaron a parecer molestas. El velo que tenía se cayó y con él también se fue cayendo mi adolescencia para anunciarme su fenecer venidero. Entré siendo un adolescente a ese concierto y salí sintiendo que algo estaba pasando conmigo. Y todos sabe que a los adolescentes les pasan cosas más no sienten que les pasan cosas. Eso ya sucede cuando te ves resignado a que no te pase nada. ¿Qué hacer entonces? No lo sé. La verdad es que no supe qué hacer y todo lo demuestra.

Si ella me hubiera visto (si tú me hubieras visto) después de ese concierto no habrías reconocido a la persona que hasta cierto punto creías conocer y que ya ha(s) conocido. Mi vida se convirtió en un desastre. De ser un tipo majo y medio sociable con buena voluntad y cierta disposición, una cuenta en el banco y la calificación de joven promesa pasé a ser un alcoholico de mierda al que lo corrieron de la carrera, dejó de escribir, se le cayó el mundo al perder a la persona a la que más amaba, que terminó sumido en la miseria existencial y económica (¿qué no es lo mismo?) y que ya no podía relacionarse con el mundo de ninguna manera. Ah, claro, además de ser patético y un fracaso. ¿Algo más? Ah, sí... ¿Mencioné que ya no podía escribir nada más? Sí, siempre lo hago.


A veces me pregunto qué hubiera pasado... Pero no, es mejor dejarlo así. Lo que pasó, por otra parte, es algo que puedo contar y con lo que puedo exorcizar la frustración. Porque esa es la palabra: frustración. A ver: ¿Me maté tres meses en un trabajo mediocre y mal pagado, soportando a gente molesta y un sistema mediocre, aburriéndome por las tardes y gastando mi valioso tiempo para eso? Dos pinches horitas en donde me quedé con jeta de quépedoconestosvatosysusetlist y sin saber muy bien qué hacer o cómo sentirme porque de plano no la estaba pasando muy bien que digamos. ¿Era eso por lo que había esperando tanto? Era eso que ahora es fácil de olvidar y que prefiero olvidar (aunque a la vez no por la otra parte). ¡Joder! ¡Jamás me había aburrido tanto en un concierto! 


No, señoras y señores, no. No les voy a hacer una reseña de nada de nada. No es mi objetivo. Mi objetivo es un mero trabajo egotista y de resentimiento. Pero tampoco es la explosiva y ditirambica respuesta que alguien más lanzaría. Simplemente quiero decir algo muy simple y muy cierto, que a nadie le interesa, pero que tengo que decirlo en algún lado. Y sí, aquí va.


Radiohead: te odio.


Radiohead: te detesto. Me habéis jodido la vida, me habéis jodido la existencia gracias a su música. Todos los recuerdos dolorosos que tengo tienen que ver con alguna de sus putas canciones.  Cada vez que me sentía triste recurría a cualquier disco para confirmar mi tristeza y hacerla más grande. ¿Cómo les puedo agradecer eso? Me convertí en lo que no quería gracias a vuestras letras y notas. Soy un maldito "creep" y no tengo manera de remediarlo, porque estoy jodido, estoy verdaderamente jodido y soy un jodido energúmeno más en este jodido mundo. Valientes hijos de puta. Lo siento por Jonny, pero por los demás no. Ahora se pueden ir al carajo de mi puta vida.


Hay algunas canciones que seguiré escuchando. Algunas canciones que son sinceras, que fueron sinceras y que no puedo alejar de mi vida. Digamos que es la cuota del seguro por joder mi vida. Lo demás es una mierda. Dejaron de ser sinceros hace mucho. No es que no me haya dado cuenta sino que me quería engañar. Su música se convirtió en una falacia y a mí en un farsante. ¿Cuándo sucedió todo eso? Claro, después de su puto concierto. Me reclamo a mí mismo todo esto como un amante despechado que sabe que todo lo que hizo por la otra persona fue inútil pues fue usado. Un amigo me lo advirtió hace mucho tiempo y no le hice caso. Ya no dejaré que canten por mí. No hablaran más por mí. Os podéis ir al carajo.


La verdad es que lamento tanto haberme conducido así como lo hice en todo ese periodo de mí vida que ha terminado. Fui un idiota, un verdadero idiota. ¿Qué más podría haber sido si sólo quería alargar un poco más el momento de decirme adiós a mí mismo? Lo único que me queda es la tristeza, es el dolor, todo ese sufrimiento que me acarreó meterme en un mundo de lo más falso, querer ser en determinados momentos algo que no era y haberme ido al barranco desperdiciando todo lo que tenía y tuve por el olvido y la nada. Y ahora aquí estoy, listo para ingresar al psiquiátrico más próximo cuando llegue el momento.


Si, también ustedes, queridos amigos. Los quiero demasiado. Pero se tienen que ir al carajo. No, no lo digo por todos. Saben bien de quienes estoy hablando. No había tenido la oportunidad de hacerlo, pero ahora que realmente no me importa ya lo que pase o tenga que pasar, les puedo decir que ustedes también se pueden ir al carajo. Ustedes estuvieron en ese periodo de mi vida y me acompañaron, fuimos del cielo al infierno, de un castillo a otro y las más de las veces me abandonaron o nunca dijeron la palabra que me podía salvar del abismo.   No tengo que reprocharles nada porque no puedo hacerlo dado que fuimos iguales, fuimos lo mismo durante todo ese tiempo. Pero ahora que cada quien ha llegado a ser quien es y que yo también he tomado mi lugar en el mundo, les puedo decir que se pueden ir al carajo de mi vida y dejarme en paz. Porque no somos ya uno sino múltiples. Y ahora, en este despliegue de potencialidades sobre un campo de inmanencia les tengo que dejar en claro que no voy a ser condescendiente con nadie ni me voy a pasar de buena persona y que según sus acciones cada quien obtendrá lo que se merece. 


Sí, tal vez sea el mensaje de una persona inestable y bastante neurótica. Pero no se me puede culpar de no ser honesto y sincero. Y ahora que puedo tomar las riendas de mi vida y que lo estoy haciendo, quiero que quede claro que lo voy a hacer y que nadie me lo va a impedir. Soy multiplicidades. Soy. Y es lo que importa: ser. Sigan mintiéndose ustedes, sigan creyéndose únicos, sigan creyendo que saben qué les depara la vida, sigan siendo lo que creen que son o lo quisiera ser pero no lo son. Eso no me importa. Lo que me importa es que yo soy. Y seré en tanto esté vivo y pueda la vida permitirme ser lo que soy, lo que he llegado a ser.




Esta es la canción con que me despido de todo esto: